CUENTO 8. Mis 10 días en prisión. Capítulo 3°.

 CUENTO   8
MIS 10 DÍAS EN PRISIÓN 
CAPÍTULO 3°


La Convivencia:

Al día siguiente después de haber dormido mal, angustiada cómo estaría mi padre, empezó para mí una traumatizante convivencia con toda clase de mujeres con comportamientos repugnantes.  En esta sala las mismas celadoras escogen a una de las presas con más tiempo de permanencia en el Centro para que informen a las nuevas sobre las obligaciones y tareas dentro de ese antro.


No sólo tenía que limpiar los baños sino toda la sala y la lavandería donde arrojaban desperdicios, los olores nauseabundos de los pañales sucios de los bebés contaminaba todo el ambiente.  Acostada en el suelo recibía pisotones de los niños que jugaban hasta altas horas de la noche mientras sus mamás veían la televisión.


Al tercer día de mi reclusión recibí la noticia que intuía y temía, mi padre había muerto, la enemistad  de mis hermanos con mi hermana convirtió esta desgracia en un show mediático, ella les gritaba asesinos, les exigía la autopsia, en el funeral mi sobrina descargó su odio contra mi hermano menor, su  padre, dando un discurso de exacerbado desprecio hacia él en lugar de despedir a su abuelo con amor y respeto, sentimientos que brillaron por su ausencia.


A cuestas con mi dolor por la muerte de mi padre y sintiéndome peor día a día rodeada de gente indeseable en condiciones deplorables, pedí a la Directora del Centro que me permitieran salir al funeral de mi padre y otra vez primó el negociado que tienen las Instituciones Públicas en Ecuador ya que volvieron a pedir 150 dólares para permitirme cumplir con mi deber de hija.  Como nadie me ayudó a pagar esa imposición no pude darle a mi padre el último adiós.


Los días siguientes fueron para mí más tristes, ninguno de mis hermanos me visitó en la prisión.  Las filas para recoger la comida eran preferenciales, iban primero las reclusas a las cuales les habían dado autoridad dentro del Centro y las últimas recibían  las sobras de lo que quedaba.  Para lavar la ropa había que madrugar para ganar una piedra pues cuando abrían las puertas salían en estampida éstas mujeres peleadoras y sin educación.


Siempre me mantuve con bajo perfil porque si sabían que tenía títulos universitarios tal vez me hubieran degradado y despreciado aún más.  Me mantenía al margen de toda actividad social ya que no me interesaba ni hacer amistades ni compartir con esas lacras de la sociedad.


Éste antro de tortura tenía una especie de tienda de comestibles, donde vendían los productos al triple de los precios en el mercado.  Todo un negociado señores, pues si querías adquirirlos tus familiares tenían que abrirte una cuenta en la Institución donde tenías que mantener saldo para el pago previo a la compra.


Hasta que al fin llegó el día que terminó mi sentencia.  Fueron diez días que marcaron mi existencia quedando en mí un rechazo absoluto a volver a pisar tierra ecuatoriana. Este evento repugnante no afectó mis antecedentes como buena ciudadana que he sido siempre.


Allá quedaron mis padres enterrados y unos hermanos infames que no quiero volver a verlos.  Así se termina un capítulo negro en mi vida donde por el egoísmo y crueldad de una hermana bajé al submundo de los delincuentes sin corazón.


🔒F   I   N🔒


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