CUENTO 9. Cómo Sobreviví a 60 Mudanzas. Capítulo 4°.
CUENTO 9
CÓMO SOBREVIVÍ A 60 MUDANZAS
CAPÍTULO 4°
CÓMO SOBREVIVÍ A 60 MUDANZAS
CAPÍTULO 4°
Empezó mi gira de mudanzas en Valencia, ciudad industrial de Venezuela, en otrora época la segunda ciudad más importante y poblada después de la capital.
Luego me mudé a Puerto La Cruz, puerto importante y turístico y luego me dirigí a Las Minas de Araya, lugar paradisíaco en el pasado donde pensé mudarme definitivamente, pero al llegar allá me desilusioné al ver el atraso de este pueblo de minas de sal donde sólo el extenso mar y su cálida arena permanecían hermosas.
Después viajé a Barcelona pero ésta vez de Venezuela, trabajé en casa de una anciana muy caprichosa, desobligada y terca, atendiendola y supervisándola. Sus nietas me querían mucho y me rogaban que me quedara cuando decidí abandonar ésta misión imposible, porque se negaba a tomar sus medicamentos y no me dejaba dormir por las noches.
Superó mi paciencia y otra vez estaba con mis maletas dentro de un autobús camino a San Cristóbal.
San Cristóbal es ciudad fronteriza con Colombia, muy poblada, agitada y comercial, pero con alquileres muy elevados, que convierte la vida cara. Entonces recordé que en mis buenos tiempos había pasado por La Grita, ciudad turística a 2 horas y media de San Cristóbal y me enamoró su clima fresco y sus montañas protectoras de este pueblito agrícola y ganadero.
Pensé que por fín había llegado a ése lugar donde crearía mi nuevo nido, sola pero segura de salir adelante a pesar de que la situación económica iba a peor y los ahorros se habían acabado. Aquí duré 4 años tenebrosos resistiéndome a abandonar este lugar para mudarme a mi antiguo hogar en Barinas con mi ex-esposo de quien ya tenía 10 años divorciada y a quién evité por muchos años pues ésa situación me parecía más tenebrosa aún.
En La Grita trabajé de Profesora de Inglés para la Universidad Bolivariana de Venezuela, universidad creada por los chavistas, pero no se dejen engañar por el nombre rimbombante, porque en ésta institución que entregué mis servicios intelectuales con seriedad y comprometida con mis alumnos - sin tomar en cuenta mis preferencias políticas- me iba a encontrar con las personas más egoístas, crueles y malignas que estaban al frente de ésta universidad.
Toda mi vida soñé con ser maestra o profesora aunque no seguí la carrera Pedagógica sino de Contaduría, mi inclinación para enseñar y transmitir mis conocimientos siempre estuvo latente dentro de mí. Mis primeros alumnos fueron mis hijos con quienes pasaba largas jornadas supervisándoles sus tareas escolares, pero ser profesora de adultos ya fue otra cosa.
Ésta universidad bolivariana que crearon los chavistas, contrata a los profesores así no tengamos títulos que nos acrediten como tales, porque contratan al personal de profesores como "colaboradores", con mínimos sueldos, más vale decir simbólicos, para enfrentar una crisis económica imparable y sin parangón.
La educación para adultos de éste régimen lo han dividido por misiones: Misión Robinson, que imparte educación primaria, Misión Ribas que imparte educación secundaria y Misión Sucre que imparte educación superior o universitaria.
Yo empecé como profesora de Inglés de Misión Ribas, para dar clases de nivel secundario o de bachillerato. Daba mis clases puntualmente, con vocación de servicio a los alumnos pero los directivos me exigían ir a mitines políticos con los cuales yo no comulgaba, y entendí que éstos cargos no eran por conocimientos ni profesionalismo sino por carnet político.
Como era de esperarse de ésta gente ignorante y aventajada me quisieron remover del cargo que tenía a uno inferior y yo me negué, les puse mi renuncia aclarándoles que yo me debía a mis alumnos y no a un partido político. Yo fui allá a enseñar Inglés, dar lo mejor de mí en esa materia y no a participar en concentraciones políticas que no benefician en absoluto al estudiantado. Es por ésta razón que los egresados de éstas misiones no están bien preparados ni intelectualmente ni profesionalmente.
CONTINUARÁ...
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