CUENTO 6. Viajando por El Mar Caribe. Capítulo 2°.
CUENTO 6
VIAJANDO POR EL MAR CARIBE
CAPÍTULO 2°
VIAJANDO POR EL MAR CARIBE
CAPÍTULO 2°
Cerca del atardecer zarpamos nuevamente hacia aguas panameñas, ya nos conocíamos todos y empezábamos a hacer amistades. Por los pasillos El Capitán saludaba a los viajeros en su flamante y elegante uniforme blanco.
Tercer día de viaje: Las visitas se hacían en el día y las noches navegábamos. ¡Cómo saben administrar bien los horarios de visitas a los puertos y desembarque para tener reunida a la gente en la noche y que dejen sus dólares en bares y discotecas de recreación! Ese es el negocio! Estos viajes salen caros en la medida que tengas disfrutes nocturnos.
Me desperté con el ruido de una algarabía para ver el grandioso espectáculo de pasar por el famoso Canal de Panamá, no podía creer lo que veía: estábamos prácticamente cambiando de un nivel a otro en las aguas del mar. Esto hay que verlo y vivirlo para entender ese maravilloso sistema acuático de transposición de un canal al mar abierto.
Llegamos al Puerto de Colón en Panamá y al bajarnos me dió la impresión de estar en un Campamento. Todas las edificaciones eran blancas y se encontraban en un radio bastante amplio. Eran las famosas tiendas libres de impuestos donde se encontraban electrodomésticos a bajo precio y un sinfín de aparatos eléctricos tan de moda en esos tiempos empezando el año 76. Duramos tanto haciendo compras que no nos dio tiempo de conocer el lugar completamente.
Al regresar tuvimos la oportunidad de conocer los cines y después de cenar nos retirábamos cada quien a sus actividades preferidas donde dormir era lo que menos hacíamos.
Cuarto, Quinto y Sexto días de viaje: En estos días sólo vimos mar y cielo, porque la ruta para llegar hasta Curazao era larga y ya no tuvimos más desembarques. Las actividades recreacionales dentro del barco iban en aumento y el ruido de la sirena sonando para anunciar las comidas la adivinábamos por el color del cielo.
Séptimo día de viaje: Ya se vislumbraba a lo lejos las tenues luces de la famosa Isla de Curazao que en tiempos inmemoriales perteneció a Venezuela y que ahora es territorio de los Países Bajos. Fue el único lugar donde tocamos puerto que atracamos por la noche, no sabía porqué, después me di cuenta que para la visita a los casinos obligadamente tenía que ser visita nocturna.
Qué lujo había dentro de estos casinos donde te invitaban muy amablemente a dejar tu dinero a cambio de innumerables juegos de azar. Esa noche en las máquinas traga monedas me gané más de 60 dólares que en esos tiempos era mucho dinero.
La comida y la bebida eran gratis, también habían discotecas donde divertirse y pasar una noche espectacular.
La velada en el casino duró toda la noche y al día siguiente aún continuaríamos en la isla para conocerla y hacer compras.
CONTINUARÁ...
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