CUENTO 5. MI VIAJE A ESPAÑA. CAPÍTULO 4°.

CUENTO   5
MI VIAJE A ESPAÑA 
CAPÍTULO 4°


En ese año perdí dos de mis ancianos que estaban bastante enfermos y pude darme cuenta de la indiferencia y desamor de sus familiares, que estaban más pendientes de los bienes que los viejitos dejaban que de alargarles la vida con medicamentos y asistencia sanitaria.

El romance siempre está presente si hay soledad y cumplí mis 50 años rodeada de mis hijas, mis amigos Alba y Joaquín y dos pretendientes que llegaron a proponerme matrimonio.  Uno de ellos catalán y el otro andaluz, uno más joven que yo y el otro más viejo, uno más alocado y el otro más centrado, la verdad es que eran como el día y la noche y en realidad el más joven me dio desiluciones y decepciones ya que cuando había hecho dos viajes a Venezuela y Ecuador para tramitar mi divorcio, con mis papeles en regla y divorciada, el condenado catalán se arrepintió y se escapó con una catalana.  El andaluz seguía insistiendo, me llevó a conocer su casa de campo donde íbamos a vivir, paseamos por un bello pueblito francés y se comprometió a divorciarse y a casarse conmigo pero sí me advirtió que lo hiciera si estaba de verdad enamorada pues él iba a dejar toda su familia y el riesgo de perder algunos bienes con la ruptura.  Le dije que no, primero porque era muy tacaño y teníamos constantes discusiones por esa razón y segundo porque no estaba enamorada como para arruinarle la vida a este señor mayor que ponía su futuro en riesgo.

A comienzos del año 2008 por fin encontré un empleador que me haría un contrato y me afiliaría a la Seguridad Social.  Ya habían pasado cuatro años de duro trabajo y mi salud se estaba deteriorando silenciosamente.

No imaginé que este trabajo cargando cuerpos humanos iba a determinar mi estadía en la Barcelona que aún recuerdo con nostalgia y que volvería a visitarla nuevamente.

Los hospitales y Centros de atención sanitaria están en Cataluña muy bien equipados, los médicos eficientes y atentos llevan un control ordenado de las enfermedades y tratamientos. Empecé con calambres en las manos y dificultad para cerrarlas, apretar los objetos y levantar peso.  Para mi trabajo ésto representaba una desgracia ya que no podía desempeñarme bien y yo sabía que cuando el empleado empieza a enfermarse el empleador termina arrepintiéndose de haberlo contratado.

Todo empezó cuando cargué a una anciana obesa con más de 100 kilos de peso, considero que fue mi culpa porque debí negarme a hacerlo pero la desesperación de quedarme sin trabajo y no poder pagar el alquiler de mi habitación y la costosa vida en alimentos, ropa, calzado y medicamentos, me  llevaron a cometer estos gravísimos errores, la columna se me desvío saliéndose dos discos y se me desgarraron los tendones de las dos manos.

Cuando le anuncié a mi jefe que debía operarme de ambas manos me puso mala cara pero no podía despedirme porque había un contrato que me respaldaba.  Tenía que operarme primero una y con un intervalo de dos meses la otra. Después de cada operación no podía hacer nada y el empleador tenía obligadamente que darme dos meses de reposo que se convirtieron en cuatro después de las dos operaciones.

Cuando me incorporé nuevamente a mi trabajo sólo me faltaban tres meses para renovarlo o para finiquitarlo y ya sospechaba que este señor no me lo renovaría.  El español menosprecia a los latinos que en esos tiempos representábamos una fuerza vital de un trabajo que los españoles no deseaban hacer por considerarlo el más bajo y despreciable, además ellos estaban en paro laboral cobrando una jugosa e inmerecida mensualidad.

Mientras tanto enviaba a mi hijo en Venezuela para sus estudios universitarios una cuota que me dejaba bien desfinanciada y en los años siguientes debido a mi enfermedad en la columna sólo podía buscar trabajos a medio tiempo y habían muy pocos y eran muy mal pagados.

Mi amigo Joaquín un anciano zaragozano amable y gentil me pagó el pasaje en el Ave un tren de alta velocidad lo más moderno y veloz en trenes para que fuera a conocer Madrid.  Sólo me iba por un fin de semana donde quedé gratamente sorprendida de la capital entre antigua y moderna pero indiscutiblemente cosmopolita y grandiosa. 

CONTINUARÁ...

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